La danza sagrada del éxtasis
La humanidad siempre ha buscado estados de trance en la música y la danza para acceder a estados ampliados de conciencia. A partir del movimiento libre y natural del cuerpo alcanzamos una sensación de bienestar. Durante el Ecstatic Dance nos entregamos al ritmo y dejamos que la música nos guíe, moviéndonos libremente y llevándonos a una sensación de éxtasis. El efecto cada persona lo puede experimentarse en distintos grados o niveles. Nos sentimos vivos y conectados con nuestras emociones y las de los demás.
El cuerpo se expresa a través del movimiento y la mente, el pensamiento y el lenguaje cesan y alcanzamos un estado de completa satisfacción. Una experiencia de baile única, un espacio donde el cuerpo, la mente y el alma se encuentran, donde podemos sentir libremente el viaje musical, detener la mente y las palabras y entregarnos a nuestra presencia, la respiración y los impulsos del corazón. Revitaliza nuestros cuerpos, calma nuestras mentes y nutre nuestro espíritu.
Alcanzamos una sensación de bienestar y relajación a partir del movimiento libre y natural del cuerpo, al oxigenar cuerpo, fortalecer el corazón, liberar serotonina, sudar y eliminar toxinas. En este estado reconocemos que podemos existir y vivir en plenitud sin tanto pensamiento, razonamiento y teoría. La música, los movimientos corporales espontáneos y la respiración disipan todo ruido mental, dándonos confianza en la intuición y en una interpretación clara de la realidad, de lo que está sucediendo.
Nos hacemos conscientes de la vida en todas sus dimensiones y de que estamos implicados en todo lo que existe y nos rodea. Esto sucede cuando el movimiento natural se prolonga involuntariamente, cuando la atención reconoce nuestra presencia y cuando el baile es espontáneo y consciente. El cuerpo expresa lo que necesita y logra conectar con la esencia de nuestro ser. De esta manera, conectamos con la unidad del cuerpo, las emociones y la mente, con la energía de la naturaleza y logramos una sensación de liberación emocional y física. Nuestra existencia adquiere significado.
Al sintonizarnos con nuestro cuerpo y nuestra respiración, experimentamos una sensación de fluidez y conexión con la existencia. En el cerebro se liberan endorfinas, neurotransmisores que crean una profunda sensación de bienestar y reducen el estrés. De la misma manera que en estados de sueño y de meditación profunda, durante el baile extático se activan las ondas cerebrales theta, se desconectan las ondas cerebrales cotidianas y conectamos con nosotros mismos, mejorando la creatividad, intuición, memoria y aprendizaje.